Con el paso del tiempo, la producción de colágeno disminuye y el estado de nuestra piel comienza a reflejarlo. Esta proteína estructural es la más importante de la dermis, ya que interviene en el buen estado de las articulaciones, huesos, músculos, encías y dientes; además se encuentra en otras estructuras y tejidos.
Alrededor de los 30 años, a veces mucho después, la piel comienza a volverse delgada, débil y flácida, perdiendo su apariencia firme y saludable. Pero esta flacidez no solo se debe al descenso en la producción de colágeno, también las enfermedades, alimentación pobre en vitaminas y minerales, los radicales libres y los malos hábitos de vida pueden acelerar el proceso de envejecimiento.
La buena noticia es que hay algunas cosas que puedes hacer para detener el proceso, y una de ellas es aprovechar los beneficios del colágeno, que son:
El sol, los cambios de clima y la contaminación ambiental son dañinos para tu piel y pueden resecarla. El resultado de estos agentes es el envejecimiento prematuro, la aparición de arrugas en la frente y mejillas, manchas solares, acné, flacidez y laxitud de los tejidos y músculos.
El colágeno contribuye a que la piel se mantenga hidratada y protegida ante los agentes externos, disminuye arrugas, líneas de expresión y retrasa la aparición de los signos del envejecimiento.
El colágeno acelera el proceso de cicatrización de heridas y recuperación de la piel, con lo que los efectos nocivos de los agentes externos se ven atenuados; pero, también internamente aporta más energía y vitalidad.
Otro de sus beneficios es la disminución del acné, celulitis, flacidez y estrías ya que promueve la cicatrización y recuperación natural de la piel. En conjunto, tendrás un aspecto más joven y saludable.
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La función del colágeno es crear y mantener la estructura de los tejidos al generar fibras resistentes, fuertes y flexibles que unen a los músculos, tendones y articulaciones, dándoles firmeza y elasticidad, por lo que podrás notar mejores resultados al realizar rutinas deportivas de fuerza y tonificación.
De forma natural, esta proteína se encuentra en la carne, escamas o piel de pescado, frutas ricas en vitamina C como kiwi, cítricos, fresas, etc., legumbres, lácteos, gelatina, huevo, pimientos, tomate, pescado azul y frutos secos.
Existen muchos suplementos que contienen colágeno, entre ellos el más recomendado es el hidrolizado, ya que está preparado para que el organismo lo absorba con facilidad. En cambio, los productos cosméticos que lo contienen no son tan efectivos porque no penetran hasta la dermis, por lo que difícilmente puedes obtener resultados satisfactorios con ellos.
Tratamientos como cavitación, HIFU y radiofrecuencia han demostrado ser la mejor forma de estimular la producción de colágeno, ya que calientan las capas más profundas de la piel, promoviendo los mecanismos de auto recuperación de los tejidos.
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