Con solo escuchar la palabra dieta, muchas personas se ponen a temblar porque la asocian con algo negativo: restricción de alimentos, pasar hambre, sentir antojos insaciables por comida que no se puede ni ver…
La ansiedad con la dieta (en el sentido de restricción de alimentos como parte de la búsqueda por adelgazar) se relaciona con dejar de satisfacer las necesidades del cuerpo. Esto, aunado a los antojos y costumbres de comer alimentos muy dulces y que crean dependencia, puede desembocar picoteos constantes: un poquito de pan, chocolate, dulces, papas fritas, un vasito de refresco…
Por los ayunos prolongados, la mala alimentación y la falta de recomendaciones alimentarias por parte de un especialista, el resultado puede ser desnutrición, un aumento en los niveles de colesterol y triglicéridos.
Por otro lado, la ansiedad por comer puede provocar estrés. Cuando el estrés se vuelve parte del día a día, el organismo libera cortisol, hormona que puede tener efectos negativos cuando se encuentra en niveles demasiado elevados. Por ejemplo, el exceso de cortisol puede provocar desequilibrios en los niveles de glucosa, trastornos del sueño, aumento de la presión arterial, retención de grasa abdominal y aumento de los antojos por comida muy dulce, como el pan o el chocolate.
Sí. Buscar ayuda profesional es indispensable para contrarrestar los efectos nocivos de la ansiedad. Por un lado, la ayuda de un psicólogo te ayudará a tener las herramientas para canalizar la ansiedad, y por otro, un nutriólogo te recomendará tratamientos para bajar de peso de forma saludable, balanceada y sin tener que pasar hambre. Lo más importante es hacer un cambio de vida, buscando opciones más saludables, que nutran el cuerpo y lo dejen satisfecho.
Además, debes tener en cuenta que la actividad física es una de las formas más eficaces de contrarrestar la ansiedad, el estrés y los efectos negativos del cortisol. El ejercicio produce endorfinas, te ayuda a descansar mejor, conciliar el sueño, a mejorar el sistema inmunológico, oxigenar la piel y reducir la grasa corporal.
Las dietas restrictivas y sin la supervisión de un especialista, aumentan significativamente las probabilidades de padecer ansiedad por comer y todos los efectos nocivos a la salud que esto conlleva. Por esto, es indispensable que te pongas en manos de expertos.
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