Probablemente más de una vez hayas escuchado la sabia frase “eres lo que comes”. El filósofo alemán Ludwig Feuerbach la dijo en 1804 al presentar su argumento sobre la relación entre la comida y la salud: los alimentos se convierten en sangre, la sangre viaja por el corazón y el cerebro y estos influyen en nuestros pensamientos y emociones.
Esto significa que la comida no solo alimenta nuestro cuerpo, sino nuestra mente y sentimientos.
Sin embargo, este tema nos pone sobre la mesa una pregunta muy importante que todos debemos plantearnos: ¿realmente me alimento bien?
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO, la diabetes, el sobrepeso y la obesidad han incrementado junto con diversas formas de desnutrición. Esto puede parecer paradójico, pero es el resultado de alimentos con un excesivo aporte de carbohidratos, grasas trans y azúcares, pero pocas vitaminas, minerales, proteínas y otros nutrientes.
Los buenos hábitos alimentarios no solo nos mantienen en un peso saludable, sino que ayudan a prevenir enfermedades como osteoporosis, aterosclerosis, artritis reumatoide, hipertensión, diabetes, e incluso de algunos tipos de cáncer.
Si tu alimentación diaria está basada en pan, tortillas de maíz, refrescos y comidas rápidas, probablemente no estés recibiendo todos los nutrientes que tu cuerpo necesita. En los niños, su estatura y peso reflejan a simple vista su estado de salud y nutrición. En los adultos lo revela el perímetro de la cintura, el estado de la piel, la grasa y líquidos acumulados en las piernas, entre otros factores.
En general, para alimentarte bien debes incluir cada grupo alimenticio en tus comidas: verduras, granos integrales, frutas, lácteos y proteínas en porciones adecuadas a la edad, sexo y nivel de actividad física realizada a lo largo del día.
Algunas sugerencias que puedes implementar en tus comidas:
Por último, te recomendamos reducir el consumo de azúcar y sal, evitar las comidas chatarra, el consumo de refresco y la bollería industrial, no reutilizar el aceite y, de ser posible, optar por aceites vegetales, cocinar a la plancha, al horno o al vapor.
Con todas estas recomendaciones te será más fácil analizar si realmente te alimentas bien y tomar medidas para comenzar a hacerlo para mantener tu salud y calidad de vida por mucho tiempo.
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